Educación sanitaria en las enfermedades crónicas Atención Primaria
Las tendencias sociales llevan a hábitos poco saludables como el sedentarismo, el abuso de las nuevas tecnologías, la comida rápida y precocinada, el éxito social basado en el aspecto físico y el dinero, o la baja tolerancia a la frustración que genera trastornos de adaptación. Parece claro que “educación no es información” o, como mínimo, no debe ser solo eso a la vista de los resultados. La primera etapa es un proceso de investigación que permite recoger, seleccionar, sistematizar y analizar información sobre la población a la cual se quiere llegar y el contexto o ambientes que intervienen. “La educación para la salud comprende las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente que suponen una forma de comunicación destinada a mejorar la alfabetización sanitaria.
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- Incluso algunas vacunas han conseguido erradicar enfermedades como la viruela.
- También la legislación y su cumplimiento tiene su importancia puesto que no procura que la opción más fácil sea también la más saludable.
- Las actividades educativas grupales o individuales tienden a reducir sus efectos con el paso del tiempo, por lo que tiene poco sentido limitarse a programas puntuales sin continuidad5.
- Este enfoque promueve intervenciones específicas para grupos vulnerables, asegurando que no se queden atrás en el acceso a la educación y los servicios de salud.
– Propiciar la creación de un voluntariado, su coordinación y formación, con objetivos destinados, por un lado, a mantener el contacto de los pacientes con el entorno, procurar compañía y escucha y facilitar las condiciones que faciliten la atención a sus necesidades espirituales/emocionales. Por otro lado se ofrecerán también acciones que mitiguen los efectos adversos de las realidades presentes en entornos de hospitalización y que favorezcan actitudes pro-activas en los enfermos, sus familias y los profesionales, al objeto de paliar con su intervención, esos efectos indeseados. Estas actuaciones se recogen en diversos documentos publicados por las autoridades del Sistema Nacional de Salud (Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (2003) y Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2014)), en los que se ofrece a los profesionales y a la población, líneas estratégicas de acción, programas formativos y recursos para alcanzar objetivos en estas materias.
LA EDUCACIÓN SOCIAL EN LA HOSPITALIZACIÓN
La detección temprana a menudo se subestima en la salud pública, sin embargo, es uno de los componentes más efectivos en la prevención de enfermedades https://controlaladiabetes.com crónicas. Estas acciones, combinadas con campañas informativas que utilicen medios tradicionales y digitales, forman un enfoque integral para la prevención en salud pública. Estas estrategias se centran en la promoción de saludables comportamientos a través de la educación y la concienciación. Integrar programas de salud mental en el plan de estudios escolar puede mejorar significativamente el rendimiento académico y el ambiente escolar general. El establecimiento de estrategias efectivas en educación en salud pública es fundamental para mejorar la salud de la población en general. Las intervenciones influyen no solo en la salud física, sino también en la mejora de la cohesión social y la calidad de vida de la comunidad.
La participación es esencial para sostener la acción en materia de promoción de la salud. Pasan a ser denominados de promoción de la salud, en ocasiones sin modificar nada más que su nombre? ¿por qué los servicios hasta hace poco llamados de educación para la salud? A partir de los años sesenta, y enfrentada la EpS al nuevo problema que supone la elevada mortalidad y morbilidad asociada a estilos de vida no saludables, se puso el énfasis en la modificación de las conductas.
En ella se presentan los derechos en relación con la salud y la asistencia sanitaria, los derechos relacionados con el respeto a la autonomía del paciente y los deberes de los ciudadanos en relación con la salud y la atención sanitaria. Difusión de la misma a través de los diferentes recursos sociales, a modo de “escuela de pacientes/usuarios”, donde se analice su contenido y las implicaciones que tiene para el ejercicio de la autonomía y participación de los individuos y su papel protagonista en la asistencia sanitaria. Son lugares a los que se va demandando un servicio, pero también son espacios de encuentro, de investigación, que deben hacerse presentes en su entorno y que han de colaborar, como cualquier entidad social, en el desarrollo y crecimiento de los individuos.
Igualmente, ofrece su saber de cara a la reivindicación de una cultura que apueste por los derechos y la formación de las personas y comunidades, creando entornos saludables. Y, de cara a los profesionales facilitará herramientas para optimizar su aportación científico-técnica en los programas de promoción de la salud. Este acompañamiento tiene un espacio privilegiado en la familia y es en este entorno, donde puede llevar a cabo una educación parental positiva, promoviendo competencias como la resiliencia o la implicación en la mejora de la calidad de vida y en la construcción de un entorno saludable. – ausencia de procesos educativos que permitan la integración y participación de los individuos en el desarrollo de ambientes sociales saludables. Todas estas actividades, dirigidas a las personas, a las familias y a la comunidad, bajo un enfoque biopsicosocial, se prestan por equipos interdisciplinares, garantizando la calidad y accesibilidad a las mismas, así como la continuidad entre los diferentes ámbitos de atención en la prestación de servicios sanitarios y la coordinación entre todos los sectores implicados”.
Sin embargo, este pensamiento se ha ido abandonando en los últimos años con el creciente interés que despierta este grupo de población y el conocimiento de que es posible fomentar y mantener su salud. Durante muchos años existía poco interés y se hacía poco énfasis en las medidas preventivas en la población anciana precisamente a causa de su edad, en la idea de que servía de poco ya cerca del final de la vida el prevenir y modificar factores de riesgo. Determinar cambios en la calidad de vida relacionada con la salud y empoderamiento de la salud en un grupo de adultos mayores al aplicar un programa educativo. Aprovechar esta posición y los conocimientos del colectivo son ventajas formidables que no deben dejarse pasar para conseguir pacientes empoderados y capaces de gestionar mejor sus problemas de salud. Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, un 62,3% de los usuarios de Internet en España acude al farmacéutico como fuente de información de confianza
Desde las escuelas de tiempo libre hay una preocupación por su formación y adiestramiento en estos temas, pero cuesta incorporar programas de educación para la salud en las programaciones de los centros, aunque las posibilidades sean muchas. La educación para la salud que se practica en la edad escolar es la más eficaz y rentable, por ser el niño el más receptivo de los educandos, al ser un sujeto en formación, con gran capacidad de aprendizaje y asimilación de hábitos. La educación para la salud supone facilitar la adaptación voluntaria de los comportamientos de los responsables, de los técnicos y de la población a través de experiencias de aprendizaje complementarias que mejoren la salud del individuo o la colectividad2. Es probable que existan tantas definiciones de educación sanitaria como expertos profesionales, organismos e instituciones oficiales que han intentado definir este concepto1. Las personas con menor nivel educativo tienen un peor estado de salud, una menor probabilidad de adoptar conductas saludables (alimentación, actividad física, consumo de tabaco…), así como peor salud mental y mayores problemas para llevar a cabo las actividades diarias. Educación sanitaria y promoción para la salud.
Esta intervención en Hospitales Generales, puede incentivar la participación de los agentes implicados, favorecer una mejora en la calidad de vida y resultar un elemento aglutinador que favorezca la humanización de la atención sanitaria de cara a los usuarios, a los profesionales y a la sociedad en general. – Por otro lado, en base a su formación académica, se podrá facilitar la elaboración de programas, a partir de las necesidades detectadas, estableciendo objetivos en coordinación con el resto de profesionales, planificando actividades concretas y confeccionando herramientas evaluativas que permitan conocer el logro alcanzado. “se plantea como generadora de posibilidades que pueden mejorar y optimizar a través de la Educación, las condiciones de los sistemas de salud, la profesionalización de los agentes intervinientes en el campo socio-sanitario y la calidad de vida de las personas a fin de un desarrollo sostenible y sustentable de las instituciones, los pueblos y las comunidades.” (Del Pozo 2013, 76) Así, en el contexto sanitario resulta un excelente mediador entre la sociedad y las instituciones sanitarias con un sentido humanista, que facilita el desarrollo social y equilibra la atención sanitaria, a veces excesivamente técnica, focalizando en el individuo toda su atención.
El nivel educativo se asocia a comportamientos saludables y mejora los resultados de salud a lo largo de la vida. Por ello, se hace necesaria una efectiva coordinación entre las políticas de salud y las políticas de educación , promoviendo la equidad. Por otra parte, es una de las maneras más poderosas de mejorar la salud de las personas y garantizar que los beneficios se transmitan a las generaciones futuras. La Declaración de Incheon corrobora que la educación es el medio más eficaz de lograr la igualdad entre hombres y mujeres, propiciar la plena participación social y política de las niñas y las mujeres y empoderarlas económicamente. La evidencia científica sugiere que los niños y niñas y las personas jóvenes sanas tienen más probabilidades de aprender de forma efectiva cuando tienen mejor salud.
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