Bienal Argentina de Vivienda Social Sustentable
Desarrollamos el proyecto completo de una primera Bienal Argentina de Vivienda Social Sustentable para dar visibilidad, reflexionar y dar solución a la problemática de vivienda.
Impulsada por el Consejo Nacional de la Vivienda junto a la Secretaría de Vivienda, esta iniciativa se concibió como un espacio de encuentro, pensamiento y exhibición, en el que convergieron miradas profesionales, técnicas, políticas y ciudadanas sobre el hábitat, la arquitectura y el urbanismo. El proyecto abarcó desde la creación del concepto curatorial hasta el diseño integral del evento: identidad visual, branding, estructura de contenidos, selección de disertantes, comunicación y el desarrollo del proyecto arquitectónico del pabellón expositivo.
Para organizar los contenidos y direccionar la narrativa, se definieron dos dimensiones centrales: inclusión e innovación. Este binomio permitió trazar un mapa conceptual que integró, de forma transversal, los ejes del hábitat accesible y el desarrollo sostenible, articulados desde una perspectiva federal y plural. Cada decisión de diseño, tanto gráfica como espacial y programática, respondió a esta estructura que combinó pensamiento crítico, tecnología, política pública y compromiso social.
Uno de los grandes desafíos fue representar la complejidad del problema habitacional sin reducirlo a estadísticas o diagnósticos abstractos. Por eso, la muestra puso en valor experiencias concretas desarrolladas en diferentes provincias, respetando las identidades regionales, sus saberes y sus modos de habitar. Esta perspectiva descentralizada no solo aportó riqueza a los contenidos, sino que reforzó la idea de que no hay una única solución posible, sino múltiples respuestas adaptadas a cada realidad local.
Desde el inicio se entendió que el hábitat popular no podía pensarse desligado de su entorno, ni de los recursos disponibles, ni de las dinámicas culturales que lo constituyen. En este sentido, el enfoque ambiental no se limitó a la eficiencia energética o al uso de materiales de bajo impacto, sino que se abordó como una condición integral: económica, técnica, simbólica y social. Se pensó en hogares que no solo alberguen cuerpos, sino que construyan comunidad.
El espacio de exhibición se diseñó como un pabellón abierto, accesible y flexible. Una arquitectura efímera pero significativa, que permitiera circular las ideas, visualizar proyectos y habilitar el intercambio entre los distintos actores. La curaduría incluyó maquetas, planos, dispositivos interactivos, publicaciones y materiales audiovisuales que reflejaban tanto investigaciones como experiencias construidas. Este pabellón fue un dispositivo en sí mismo: un objeto diseñado para habitar el debate.
La agenda de actividades contempló mesas redondas, conferencias magistrales, presentaciones de casos, talleres participativos y espacios para la formación técnica. La selección de disertantes buscó representar la diversidad disciplinar, generacional y territorial que atraviesa el tema. Participaron arquitectos, urbanistas, funcionarios públicos, investigadores, estudiantes, cooperativistas y referentes sociales, generando una conversación coral sobre el presente y el futuro de las políticas habitacionales.
En paralelo a las actividades académicas y profesionales, se desplegó una estrategia de comunicación orientada a amplificar el alcance de la propuesta. Se desarrollaron materiales editoriales, redes sociales, cápsulas audiovisuales y soportes gráficos para acercar los contenidos a distintos públicos, con un lenguaje accesible, sin perder profundidad conceptual. La identidad visual del evento se construyó a partir de recursos gráficos que remiten tanto al lenguaje arquitectónico como al paisaje urbano y doméstico.
El abordaje del diseño, desde lo gráfico hasta lo espacial, respondió a una lógica coherente: hacer visible lo invisible, conectar escalas, construir relato. La propuesta estética fue deliberadamente sobria, limpia y funcional, para no competir con los contenidos, sino potenciarlos. El objetivo fue crear un ambiente que facilitara la circulación del conocimiento, habilitara el encuentro y fomentara la colaboración entre actores diversos.
Esta primera edición logró instalar un nuevo espacio dentro del ecosistema de eventos dedicados a la arquitectura y al diseño en el país. Su valor diferencial radicó en el enfoque crítico y comprometido, en el cruce entre política pública, investigación proyectual y participación ciudadana. No fue solo una muestra, sino una plataforma de trabajo, una usina de pensamiento colectivo que sigue dando frutos.
Además del impacto inmediato en términos de visibilidad y redes profesionales, el evento dejó planteada una serie de desafíos para futuras ediciones: cómo sostener una mirada federal en la práctica, cómo vincular efectivamente el diseño con las políticas habitacionales, cómo generar procesos participativos reales y no solo discursivos, cómo integrar los saberes populares y las tecnologías emergentes, cómo medir el éxito de una propuesta más allá de los indicadores económicos.
Frente a una realidad marcada por la urgencia habitacional, la fragmentación social y la crisis ambiental, el diseño arquitectónico tiene un rol clave. Este encuentro fue una apuesta a resignificar ese rol, sacarlo de la excepcionalidad estética para devolverlo a su dimensión transformadora. Pensar en clave de inclusión e innovación implica asumir una responsabilidad: no diseñar solo para mostrar, sino para habitar, acompañar y sostener procesos colectivos.
Este primer paso abrió preguntas, generó nuevas conversaciones y dejó planteadas líneas de trabajo que trascienden el marco de una exposición. Fue, ante todo, un ejercicio colectivo de escucha, mirada crítica e imaginación política.
resumen del proyecto