Así se gestó el proyecto de la nueva identidad visual de la oficina de arquitectura de Paula Lavarello, un ejercicio de síntesis que recoge la experiencia, el recorrido profesional y la visión renovada que define esta etapa.

Luego de dos décadas compartiendo estudio con Javier Zas, Paula Lavarello inicia una nueva etapa profesional con una mirada propia, profundamente conectada con su forma de entender la arquitectura como agente de transformación. El proyecto de identidad no sólo acompañó este nuevo comienzo, sino que lo potenció, traduciendo en lenguaje visual las intenciones, el enfoque y la energía vital que define su trabajo.

El punto de partida fue el concepto fundacional que sostiene su práctica: “Diseñamos proyectos para que sean instrumentos de un cambio significativo y sostenible, con intención, audacia, inteligencia y creatividad”. Esa declaración fue clave para delinear los ejes discursivos de la marca y construir una narrativa visual que refleje autenticidad y propósito. La arquitectura no como fin, sino como medio: como herramienta para leer, interpretar y transformar el entorno desde un lugar consciente y comprometido.

El diseño de identidad se estructuró a partir de una idea central: visibilizar la nueva voz de Paula Lavarello en un lenguaje visual que conjugue madurez profesional con apertura al cambio. Su nombre propio se convirtió en insignia, en emblema de una práctica que asume los desafíos del presente sin perder de vista el horizonte. La tipografía diseñada especialmente para el logotipo ofrece una posibilidad de pliegue que simboliza la capacidad de adaptación, exploración y transformación. Una metáfora gráfica que remite al hacer arquitectónico desde lo conceptual y lo material.

El símbolo, a su vez, incorpora un gradiente de color que funciona como un gesto de transición entre lo establecido y lo posible. Esta variación cromática no sólo suma dinamismo, sino que representa el diálogo constante entre experiencia acumulada y apertura a nuevos enfoques. El resultado es una identidad visual que respira contemporaneidad sin abandonar los valores fundamentales del oficio.

El proyecto incluyó también el desarrollo de un manual de marca que establece criterios de aplicación, usos del logotipo, paleta cromática, tipografía secundaria y lineamientos gráficos para piezas institucionales y digitales. Esta herramienta garantiza coherencia y solidez en cada soporte, facilitando una comunicación clara y consistente con su comunidad profesional y con futuros colaboradores y clientes.

Además del trabajo formal sobre el diseño gráfico, el proceso implicó una tarea profunda de acompañamiento estratégico para traducir la esencia de la nueva oficina en un sistema visual funcional, distintivo y expresivo. No se trató únicamente de crear una imagen atractiva, sino de construir un lenguaje visual que dé cuenta de la sensibilidad, la experiencia y la visión transformadora de Paula Lavarello como arquitecta.

Cada decisión de diseño fue pensada para subrayar esta nueva etapa sin perder la conexión con los aprendizajes acumulados. Desde la elección del color hasta las proporciones del logotipo, pasando por la diagramación de piezas comunicacionales, todo responde a un mismo eje conceptual: proponer una identidad que abrace lo cambiante, lo fluido, lo proyectual. En definitiva, lo que define la práctica arquitectónica cuando se entiende como un proceso en constante evolución.

Esta nueva identidad se presenta como una plataforma versátil, con capacidad de crecer y adaptarse a los distintos proyectos que emprenda la oficina. Acompaña no solo el presente de la práctica profesional, sino que se proyecta como una herramienta viva, capaz de dialogar con los desafíos futuros. Una marca que no impone, sino que abre caminos. Que no cierra, sino que se pliega y despliega como lo hacen los espacios habitables y las ideas en movimiento.

Con esta propuesta, se consolidó un diseño de identidad integral que logra expresar con fuerza y claridad una nueva voz dentro del campo de la arquitectura. Un paso adelante que celebra la historia, pero también se lanza con entusiasmo hacia lo que vendrá.